domingo, 8 de julio de 2018

Sr. Nadie


Entre las noches de vapor y láser
ya mi corazón se halla congelado
en voces de terciopelo líquido
y en sonrisas de helio sublimado.

Devenido en mis ojos sin rostro.
En soledad sin palabras, cambiado.
Transmutado mero guardian de lunas.
Agua sólida, un yo desintegrado.

Mi espíritu busca bustos de bronce,
araña, entre ignotos abismos,
convoca cangrejos exploradores
a la caza de nuevos organismos.

Se devana mi cabeza en juzgar
del narval su belleza o su fealdad
cuando en verdad solo debiera
de su fidelidad, falta de maldad.

Emerjo al día: el señor Nadie,
cuatro personas escindidas de una.
Miro hacia un infinito extraño,
a esa maldita y vacía cuna.


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