martes, 30 de octubre de 2012

Jack of Hearts



Zoologischer Garten Station. 7:30 tarde. El otoño te atrapa
un día agonizante de septiembre, jugando contigo, soplándote,
carta de una baraja que formula estrategias oblicuas al subir
de las escaleras mecánicas, pasajero y otra vez, en tránsito.

Llegaste en el Express Transeuropeo de París la pasada noche.
Recorriste en el día la Kurfürstendamm buscando consuelo, refugio...
Te sentiste Alicia en las ciudades, en esta isla fraccionada de la planicie.
Disfrutaste de la música ambiental hecha por, y para, camaleones.

Mas ahora a punto de partir, de estación en estación, recoges a tu paso
fantasmas estacionados en los sótanos, andenes y baños, en las salas
y espejos, reflejos no de la niña de Lewis Carroll. No. Es Christiane F.,
su semblante pálido y heroinómano, una muerte joven, atractiva.

El frío y el miedo te arrojan a la Jebensstraße, de hace más de tres décadas.
Y tu imagen en los cristales no capta ya en el marco de tu rostro 
ni el corazón ni el rayo tatuados antes sobre tu parpado. Perdidos.
Demasiado tarde quizás, para ser rencoroso, vengativo. Nunca más héroe.

Sin embargo, coges valor, al ver la luz azul celeste de la bajada a la U-2.
La recibes como un signo de esperanza, que te lanza este mundo,
para infundirte ánimo y hacer de él tu nueva colonia, aunque nunca hogar.
Esperas ahora el Sibirjak, para ir más lejos, en esta, interminable, Europa.


domingo, 28 de octubre de 2012

Reglas de juego


















Recuerda, amigo: a cualquier edad juega la gente.
Consejos, te doy: no te vean sufrir, si quieres premio.

Entre la confusión y el equívoco, escoge tu terreno.
Todos los días expón tu tablero, dispón tus piezas.

Da pistas de lo evidente y también de lo contrario.
Sé sincero y ligero, mezcla tu inspiración y tus armas.

Escoge el gesto correcto. Huye de las acciones fáciles.
Ataca. Defiende. Sé al mismo tiempo, escudo y espada.

Nunca repitas tácticas con el mismo adversario.
Utiliza lo bien conocido para revelar lo entonces ignoto.

Ha de serte útil lo dicho. En multitud de cosas. 
¿Te ofrecen participar? Si aceptas, sea, bajo estas reglas.

domingo, 21 de octubre de 2012

Bitácora



Desde el momento que me dijiste que habíamos nacido el mismo día,
lo supe. Tu piel sería, a partir de entonces, mi cuaderno de ruta.

Así conocí primero las sendas de tus pecas hacia tus labios, puras
delicias montañosas de tu rostro, brújula de mis ansias lascivas.

Después, trazamos con tus lunares, constelaciones y estrellas,
con la serenidad de un cartógrafo, admirando el cielo justo a su lado.

Emprendimos un viaje, marcado por las flechas y líneas de unión
entre nuestros cuerpos. Y nos creímos, ilusos, en un plácido destino.

Ambos nos perdimos juntos, cuando en la llanura de tu espalda
de improviso surgió aquella mancha violácea, con forma de Casiopea.

Creció como Andrómeda y sus hijas Perseidas, en tus hombros varadas.
Y nuestro camino fue el del dolor y la enfermedad durante un tiempo.

Pero paciencia y curación, hicieron recuperar una dirección más recta,
enfilada con júbilo, a pasos coincidentes, entre tañer de campanas.

"Portamento"





Yéndome atrás más de siglo y medio,
al ojear de nuevo el primer párrafo
de “Historia de Dos Ciudades”, no evito
mirar en clave actual otra vez lo narrado.


Cuando los que iban a ser salvadores,
en némesis se nos revelan convertidos.
Y a los que despreciabamos, desgastados,
en defendernos con su vida, ofrecidos 


Los que sabíamos que eran huérfanos
de ideas, padres y madres, de sentimiento,
sin empatía, se decían próximos y humanos,
sí, aún, pero cada vez más cínicos y altaneros.


En el libro de los días, una fecha marcada,
será augur del nuevo tiempo venidero.
Se habrá de revisar si lo agudo ha de pasar
a ser grave, sin transición, en un solo momento.


Dickens, en las últimas frases de su novela,
profético, lo deja también de manifiesto,
no conviene así gastar aquí más letras,
salvo leer la conclusión a un relato certero.

martes, 16 de octubre de 2012

Una ofrenda, una oración














Y la canción se tornó silencio a las tinieblas de vino sin rosas,
neblinosa, cubierta, bajo un punto de vista borroso.

Salidos ni reyes ni reinas, (sin triunfos que celebrar)
de los jardines de neón, en ruta hacia la mañana.

Torpes voces de amor explotan arrojadas, deslenguadas.
Manos enlazadas. Una ofrenda. Las miradas no se cruzan.

Te despides y te alejas. Un umbral que nos separa.
Empiezo al irte una oración. Profana, sin duda urbana.

"Luces verdes te acompañen, venturosa hacia el descanso.
Ángeles guíen tus pasos, al descanso de tu cama.

Yo beberé mis pesares, enjugados en mi almohada,
escritas palabras necias en espíritu adormiladas.

Y una vez más, lamentarse sin servir de nada.
Mi boca (sin besos), quede siempre ya callada."