Tu arquera ya no
existe.
Sus flechas ya no
dispara.
Solo queda el
cazador.
Y sus fieles animales.
El más grande me rodea.
Su calor me acompaña.
No estoy triste,
hoy amiga.
No estoy solo
tampoco.
Es un extraño instante.
A mitad de todo
camino.
Un ascenso y un
descenso.
Al final todo lo mismo.
El cristal de esta
noche.
Es un sentimental prisma.
Un oscuro granulado.
Una guitarra
infinita.
Y busco mi dirección.
La que sea
definitiva.
Una de siete
posibles.
Tanta vida
malgastada.
Es un extraño instante.
A mitad de todo
camino.
Un ascenso y un
descenso.
Al final todo lo mismo.
Hoy persigo a Orión.
Tras la Luna, ocultado.
Veo sus hombros caídos.
Y su pie jalonado.
Entre la bruma y
el polvo.
Y un sino alineado.
Hay tres reyes
asesinos.
Cae gigante, callado.
Es un extraño instante.
A mitad de todo
camino.
Un ascenso y un
descenso.
Al final todo lo mismo.