domingo, 28 de septiembre de 2014

Enredado en las velas...

Agitadas las sortijas aparecidas,
entre el tiempo y la luz degradados,
en tu cabello, rompen acuerdos de marea.

La respiración en los amarres es intensa,
los cordajes enfrentan la oportunidad, y
crece el nudo del extraño problema.

No te conversan sobre reposo,
no se aflojan por objetivas razones,
no me comprimen sino con finita calma.

Ha de existir una senda en el puerto del corazón
que no ceda a la ponzoña de lo estancado,
como una furtiva señal reparadora.

Se huele un drama desde esta orilla,
en oleadas de satisfacción hasta lo cruel
de tu amor sin su reconocida correspondencia.

Cubiertos esquivos protocolos de incertidumbre
tendrás que superar la negación de lo lógico
fuera del control del suelo de la realidad.

Señálame cualquier ocasión repentina.
Puntúame en cada noche su firmamento.
Compartéme en el imaginario de sus labios.

Frena y ancla en espiral el misterio de los bajíos,
mueve y arrastra con fuerza todos sus fondos,
limpia y danza el opaco lodazal de tu tristeza.

Navega tu sueño al compás de mi esperanza
impelido por frecuencias batidas entre vientos
marcados de resonancias de temporales cercanos.

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