domingo, 7 de enero de 2018

Antifragil


Mi piel gime helada entre la bruma,
mi lengua paralizada en su cielo.
Mi cabeza se revela así aún aturdida,
Mi alma se retuerce rebelada.

Un emigrante busca su sitio en mí,
solo entre esta maraña de gente.
No puedo ser un testigo fiel salvo
de mis recónditos sentimientos.

Soportar el peso de tanta tribulación,
agitándose todos mis fundamentos.
Cómo sin dejar atrás mi sensibilidad
sobrevivir tanta carga y esfuerzo.

Expresar una emoción tan confiada
cuesta ahora toda una eternidad.
Mis manos y brazos forman un arco
que a veces ora, y a veces se tensa.

Recostado, acerco hasta mi pecho
mis rodillas. Me comprimo
sumergido entre sabanas y mantas,
entregado a la deformada noche.

Para mañana queda otra perspectiva,
del agua y del horizonte flexible.
A diario, cambiante, su verde rayo
me da su apoyo para continuar.


No hay comentarios: