sábado, 1 de diciembre de 2012

Cronofobia




















Muertes volantes de cristal van arañando su tiempo,
persiguiendo sutiles cada movimiento, golpeándole,
puños invisibles, han rociado puñados de arena 
en el aire, esparcidas, una vez rotas en fragmentos.

Dedos de luz penetran muy sigilosos, entre rendijas
Inopinadamente han oscurecido su perspectiva.
Con lento desplazamiento marcan las horas del día.
Le alejan del consuelo de una inconsciencia perenne. 

Tiene pánico al golpeo irrepetible de todas las manecillas.
Angustia a cada momento que sabe que no volverá.
Viviendo rodeado de paredes cubiertas de relojes.
¿Es que no sabe que así no se ahorra su tormento?

Consumiéndose por conservar el minuto, no disfruta,
ni por un segundo, del mediodía, de la tarde, de la noche,
eligiendo extinguirse a solas con la maldición mensual
de la caída de una hoja arrancada de su calendario.

Soñando con la eternidad como único reposo, fiando,
considera aliviar lo que le queda de vida escribiendo.
Piensa que esta inmortalidad es la única vía posible
por la cual todo no estaría completamente perdido.

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