domingo, 10 de marzo de 2013

Mantra del Perpetuo Olvido


Loto silíceo, tu fragancia vítrea
debe arrancarme lo implantado
como bosque de cemento audible.

Losa abierta, brecha encerrada
sobre el asolado instinto, drena
al cazador admirado de turba.

Barbecho de cráneo, preserva
cual amonite mi entendimiento,
arrasa lo demás en surco de liquen.

Helecho de luz, braille de grano,
proporcioname una corona trigal
densa y aspera, mas infertil de ella.

Tensa víspera de relegación, yazgo
entre prados de filos sin moverme,
ausente de planes e iniciativas.

Lágrima de sal, perdura, derriba
al vacío don de la independencia,
de la simple opinión sin matices.

Linternas de vitriolo, privadme ya
herética capacidad, precisad en mí
la integridad en aspiración única.

Iniciativas en astillas, autenticidad
en accesos de verdad que perfila
mi faz sin ambigüedades. Diáfana.

Incendio que conforma diagramas,
retratos cohesionados de respiros,
sé ciclón en tamices de quimeras.

Tras mío, hogaño se abre recurso
de omisión e indiferencia, impresión
digital y mantra de tu perpetuo olvido.


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