Lac de
Sils, un encuentro con
la
magia de la gravedad.
Miré.
una directa naturaleza
se
enclavó, austera. Viva.
Una
placa sin pedestal, sin
busto:
escenario vacío.
Al
fondo una sombra escarlata,
baño
de maternidad y abismo.
En
la proximidad del secreto,
mi
adolescencia, jaula frágil.
A partir
de ahí, solo la caída.
Nociva. Al
taller de oleajes.
Y
volver años después, cual
súbito destructor de cumbres.
Laocoonte moderno,
tan triste, tan arrepentido.
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