domingo, 27 de enero de 2013

A Poetry Less Ordinary (Quintetos de Manifiesto y Guía)


Habrá quien se piense que mi voz es complicada
en alto grado para descifrarse y entenderse.
Le contesto pronto. Sin duda amilanada.
Aleje ya de si esa idea equivocada.
Tal noción debe pues así desvanecerse.

No preciso huir de la sencillez de esta lengua
dictada por mi circunstancia y geografía.
Abusar máscaras y enigmas, sería mengua.
Retales de realidad, sólo sacaría.
Procuro sustraerme de la criptografía.

No hallé jamás un prejuicio determinado
en hablar o ser como el resto de la gente.
He querido tener el camino más corriente.
Aparte de que hasta hoy haya encontrado
en mí cierta visión de una vida diferente.

De esta suerte no desdeño una expresión
llana para este tiempo presente, creadora
nueva de idioma rebelde en construcción.
No encarno ni me adscribo a la generación
emergente que se supone más conservadora.

No trataré temas que me sean foráneos.
Otra cosa será verme seguir solo las vías
ya pautadas por versos de mis coetáneos.
Tejidos primos no serán mis únicas guías,
ni oratorias contra las actuales tiranías.

En código de latidos, me pronunciaré
siempre, eso sí, quizás a veces asolado,
y en plenitud de melancolía cantaré.
Zócalo soy, de celestes anteras creado
por esperma del infinito bienhallado.

Beduino del agua que arde sobre mojado,
cavo cielos en tu mitosis, púrpura boca,
puente a tu entidad, remolino licuado.
Anhelo ser un aura legada entre la roca,
cazador clandestino del brillo improvisado.

Solsticio del solsticio, mi bandera siento
en tormentas de juveniles imaginaciones,
y proclamo la masacre del falso lamento.
Zíngaro feliz envuelto en los corazones,
en víspera y prosodias de este momento.

Aquí nadie comprenda esto como respuesta
acerca de mi comportamiento o valía.
Ni mera autodefensa. No me serviría.
Uno, es más, no escribe, en clave opuesta
a esa que da paso a las horas del día.

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