A la luz del fuego, en la playa
nos encontraremos,
al final del día en que sin duda
ambos lo necesitemos.
Bajo ese tenue fulgor
probablemente lloraremos
ante las verdades que diremos. Quizás
luego, olvidemos.
Llámalo teatral, acabar por volver
al escenario donde todo,
comenzó. Solo así espero, que las
palabras suenen
acaloradas, cual quemadura que
cicatriza heridas,
y no sean una pequeña muerte de agradables recuerdos:
Al recorrer el paseo, sorprendido cada vez que tú reías,
o apagando los dos el silencio
durante aquel tiempo.
Al bajar a la arena nocturna a
bailar. Pies descalzos,
música puesta por las olas y su
continuo tamborileo.
Y volverán a ser el mar y las
estrellas únicos testigos,
como tantas otras veces, salvo
que un poco más tristes,
al ver desatarse lazos, y con
nuestros ojos hacer crecer
más el océano entre dos orillas,
una vez tan próximas.
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