jueves, 15 de noviembre de 2012

Fulgor (Ella)

















Acostada y con ojos abiertos de mediodía, la mirada
puesta en la fachada encalada del patio interior vacío.
Desnuda, vibra risueña con una sensación de brisa ligera
que se cuela levemente entre sus brazos y piernas.

Deslumbrada por este espejismo expuesto, blanco,
un rumor de pasos ligeramente arrastrados, la levanta.
Buscando con la vista empañada, recorre el pasillo,
encontrando una caricia. Un tenue beso en el cuello.

Una palabra suave en el oído. Un deseo en los labios.
Y juntos de las manos van caminando hacia el lecho.
Las ropas de él ya han caído sin pudor, casi sin un ruido.

Ambos amantes profesados, y apenas si se han conocido.
Y a la mañana siguiente, despertará el día con su tacto solar.
Acunándola tersa, tímidamente. Ella, la dormida entre sonrisas.

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