lunes, 12 de noviembre de 2012

Guitarras en el Lodo

(En memoria de Jeff Buckley)














Memphis. Nadabas intenso en el canal, vestido
por completo, mirando entre las nubes y niebla,
hacia la luna llena, grabando finas estelas
tus botas mojadas, frente a los fletes pesqueros.

Led Zeppelin, su “Whole Lotta Love”, parecían ecos
en tu prodigiosa garganta. Al lado del bote,
el roadie Keith. Quince minutos en Wolf River Harbor,
afluente del Mississippi que te tragó entero.

De cuerdas en meandros del río, solos y rasgueos
en mástiles al agua extraños, llamaban, ajenos,
articulando tus hundidos fraseos, registros
y diarios de voces conservadas en tiempo lento.

Tu gracia, ya no era de este mundo, yació
en barro punteada, sobre botellas vacías.
Crecientes vientos de agua hirientes no sonaron
a recuerdos, sino a ondas, theremines nuevos.

Cinco días: Ya te uniste a imaginarios
hermanos eléctricos del delta que devolvió
tu cuerpo. Las noticias que las señales de radio
daban de tu desaparición, al fin se detuvieron.

La dulzura de tu sonrisa, aún en tu rostro.
Te recogieron dos hombres, una cama de brazos.
Al asirte por los hombros, parecían escuadra,
eterno ángel, cohorte guardiana, caballeros.

Certifican esta temprana muerte, en Beale Street,
cuatro de Junio. Guarden tu ataúd, negros halcones,
vuelen nocturnos. Dancen armonios y dulcimeres,
dobros, mandolinas. Salven siempre tu joven sueño.

No hay comentarios: