martes, 20 de noviembre de 2012

Por Sendas Propias




















Arma provista de silenciador, legalizada a las públicas opiniones.
Así entiendo la ambición sin mesura, semilla de cizaña, mata
lo verdadero, lo honesto; y a los que la acogen, convierten en plaga.

Y es que vivir en el mundo se ha hecho cosa de locos, y sólo triunfan
ahora pillos, pícaros, ricos, probos. Oscuro tiempo de herrumbre.
Dime: ¿se habrán convertido en buenas las malas costumbres?

Acaso tú y yo, salidos como ellos de la frágil arena, de este barro,
que pisamos, nosotros que sabemos que no les seremos similares,
¿es que no imitándoles nunca haremos cosas importantes?

Dejad que duerman aquellos sobre sus cómodos colchones
rellenos de plata, en realidad sostenidos en espadas esos lechos.
Su caída será natural. Llegará un día cualquiera, cual cruel invierno.

Amigo, usemos zapatos viejos para recorrer nuevos caminos, lugares
para formar un discurso inédito, sin palabras usadas y desgastadas.
Apártate al fin de lo común. Recorre hoy conmigo esta hondonada.

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